En esta era de mirada en el futuro parece que nunca nos paramos a pensar en el momento presente. Todo lo que hacemos está encarado a conseguir algo. “Ser alguien en la vida” nos decían cuando éramos pequeños, sin tener en cuenta que cada ser, cuándo nace, ya es.
Parece que el sentido de nuestra vida es hacer, hacer y hacer sin tener espacios siquiera para poder respirar y disfrutar de nosotros en silencio.
Parece que nuestro éxito en la vida se mida por la cantidad de quehaceres que somos capaces de tachar de una lista en un día.
Parece que nuestro valor se calcula en las prisas que tenemos y las cosas que poseemos.
¡Qué lejos me parece que estamos de entender lo que es realmente la vida!
En ese afán de organizar, esquematizar y alcanzar metas nos proponemos objetivos para la crianza de nuestros hijos e hijas.
Objetivos medibles, tangibles, demostrables para sentir que tenemos éxito en nuestra crianza.
Con la forma habitual de poner objetivos, generamos unas expectativas y esperamos que nuestros esfuerzos se vean recompensados.
Esperamos que nuestros hijos actúen según unos parámetros y objetivos para sentir que el “proyecto” funciona y tiene éxito.
¡Uauuu!
Se nos olvida completamente que nuestro hijos e hijas son seres independientes y únicos con su forma de ver, entender y reaccionar ante el mundo.
¿De qué sirven esos objetivos? ¿Cómo se pueden establecer objetivos sobre otra persona? ¿Entonces criamos o entrenamos? ¿Cómo se explica?
No veo la fórmula para que los objetivos en la crianza no sean una forma de conductismo.
Puede ser más amable, dulce o estricto, pero si nosotros decidimos los objetivos no hay libertad de decisión, de camino, de aprendizaje.
Por otra parte, los objetivos generan unas expectativas en nosotros que probablemente no se van a cumplir.
Esto nos llevará al conflicto y del conflicto al dolor.
¿Cómo vamos a disfrutar de la crianza de esta forma?
Para mi, disfrutar de la maternidad es soltar objetivos en la crianza y aprender a fluir, confiar, acompañar y proteger el desarrollo de nuestros hijos e hijas desde el amor incondicional a lo que ya son.