Vacaciones tranquilas con niños

Llegan las ansiadas vacaciones tras muchos días de trabajo y queremos cogerlas con ganas para desconectar y descansar. 

Queremos recuperarnos de la rutina y buscar un lugar dónde reconectar con nosotros mismos y nuestra familia.

Pero las vacaciones puede que no sean ese momento idílico que has imaginado. Los momentos de ansiedad y conflictos en familia pueden ensombrecer la experiencia para todos.

Queremos estar con nuestros hijos, pero no sabemos cómo gestionar las rabietas o “malos” comportamientos que aparecen en los momentos y lugares menos indicados y nos produce mucha ansiedad.

Las vacaciones acaban convirtiéndose en una experiencia negativa sin saber como ponerle solución, ni control. 

¿Te sientes identificada con esto? Déjame darte algunos consejos.

Organización y expectativas a favor de los niños y niñas

Nos pasamos gran parte del año pensando y esperando las vacaciones. 

No es de extrañar que en este tiempo lo que hagamos es fantasear con la calma y la tranquilidad que nos falta en nuestro día a día. (Ojalá llegue el día en el que no necesites unas vacaciones, pero ese es otro tema para otro post, sigamos.)

Cuando imaginamos esas vacaciones idílicas lo hacemos desde nuestra propia realidad y sentir, y nos olvidamos de verlo también desde el punto de vista de nuestros hijos.

A mí también me ha pasado.

Organizas las vacaciones pensando en el relax y se te olvida que los niños necesitan otras cosas, aunque estén de vacaciones.

Debemos tener en mente a nuestros hijos para organizar las vacaciones teniendo en cuenta nuestras necesidades y las de los pequeños también.

Si no lo hacemos así, difícilmente podremos disfrutar todos.

Si no adaptamos nuestro destino y actividades a los niños, ellos no disfrutarán, y por ende, aunque no empeñemos, nosotros tampoco.

Es importante tener en cuenta la edad de nuestro hijos, sus intereses y sus rutinas para poder adaptar las vacaciones lo mejor posible. Siempre sin perder de vista el goce, ¡por supuesto!, de los adultos y los niños. 

También es muy importante soltar las expectativas. 

Las expectativas, en general, nos encorsetan en una única forma “correcta” de que acontezcan las cosas. Eso nos perjudica.

La idea no es que no imagines las vacaciones sino que, internamente, el incumplimiento de tus ilusiones, no te represente un malestar en sí mismo. 

Con estos dos ingredientes, organización pensando en todos y expectativas realistas, tendremos mucho trabajo hecho. 

Horarios que cuiden

Durante las vacaciones muchas veces queremos prescindir de los horarios, fluir, vivir sin el reloj, para huir de lo que solemos hacer normalmente.

Está bien soltar el reloj y vivir de forma más natural, pero debemos respetar los ritmos de nuestros hijos. 

Por ejemplo, si mi hija de dos años siempre duerme la siesta a media mañana porque necesita un descanso, es importante que en vacaciones, exista este espacio para que ella pueda cubrir esta necesidad. 

Si esto no es así, mi hija estará cansada e irritable y todo se convertirá en una pelea por no cubrir correctamente sus necesidades.

Es importante tener en cuenta los ritmos propios de nuestros hijos para organizar los días de vacaciones y las actividades. Con esto conseguimos un fluir en paz para todos. 

No hablo de tener un horario con las horas marcadas, pero sí prever la forma óptima de cubrir las necesidades de nuestro hijos a lo largo del día.

También es importante no sobreestimular a nuestros hijos. Esto va a depender de la edad, pero todos van a necesitar momentos de actividad y momentos de calma. Respétalos para que estén equilibrados. 

Presencia

La presencia es un término muy potente que quizás no conozcas. 

Cuando hablo de presencia me refiero a estar con nuestros hijos e hijas. Estar de forma plena y consciente y estar disponible para ellos y ellas.

Es importante para los niños que los padres estemos con ellos y disponibles para ellos durante gran parte del día. 

Esto no quiere decir que tengamos que estar pegados todo el día o todo el día con la atención en ellos. 

La presencia es un tipo de atención en la que, somos conscientes de nuestros hijos y estamos disponibles, aunque estemos haciendo alguna actividad ligera. 

La presencia conlleva presente, estar y ser en el ahora y parar la mente. 

Parar ese runrún contínuo de nuestra mente con los “tengo que” o “debería”, el vaivén entre pasado y futuro. 

La presencia está en el ahora y en el ahora es dónde nos necesitan nuestros hijos. 

La presencia es un estado muy potente que nos conecta con ellos. Estando presentes con nuestros hijos les estabilizamos y comprendemos sus necesidades para poder fluir en vacaciones. 

Comunicación

La comunicación es un elemento fundamental para las relaciones. 

Es muy importante que nos comuniquemos de forma asertiva y adaptada a la etapa de desarrollo de nuestros hijos y los hagamos partícipes de las vacaciones.

Debemos explicarles a dónde vamos, cómo iremos, cuánto tardamos, qué haremos a continuación, adaptando nuestro discurso a su edad. 

También es necesario que contestemos a sus preguntas. 

Ya sé que las preguntas, a veces, pueden ser agotadoras. Sobretodo si se encadenan una tras otra y parece que no tengan fin. 

En este caso, si las preguntas son muy insistentes y continuas, es muy probable que haya alguna necesidad que debamos atender. 

Quizás están cansados, no han tenido tu presencia o tienen hambre. 

Por otra parte, es posible que en algún momento, no podamos responder a alguna de sus preguntas. No pasa nada. 

Responde asertivamente y anota la pregunta, si es necesario, para responderla en otro momento. 

Puedes decir: Ahora no me apetece responder a tu pregunta, pero la anoto para responderte en otro momento. 

Autocuidado

¡Ay el autocuidado! Me atrevo a decir, sin miedo a equivocarme, que esto no sueles tenerlo en cuenta. 

Es de gran importancia cuidar de las necesidades propias. 

Es mucho más beneficioso para nuestros hijos tener a una mamá y papá bien nutridos física y emocionalmente que cualquier gran actividad, que el orden en las maletas o que un hotel lujoso. 

Es muy importante que priorices el autocuidado.

Con esto no quiero decir que te reserves una mañana de balneario o te vayas al cine y a cenar, aunque también podría ser. 

Me refiero al autocuidado diario y necesario para mantenerte en calma y equilibrio

Puede ser una taza de té mientras escuchas música, escuchar un podcast, salirte al fresco a leer un libro, escribir en tu diario, etc. Lo que necesites. 

Es muy importante poner en práctica y priorizar la atención de tus necesidades auténticas. Si en algún momento no puedes atenderlas, cómo mínimo nómbrala y valídala. Esto hará que, aunque no puedas satisfacerla en este momento, la hayas tenido en cuenta y puedas atender con calma lo necesario.

Practicidad y kit básico de juego

En este apartado quiero darte algunos consejos prácticos.

Menos es más, siempre. 

Simplifica lo que necesites para viajar. Muchas veces llevamos con nosotros cosas que realmente no necesitamos. Todas estas cosas entorpecen y crean una carga mental. 

Sobre juegos y juguetes también te aconsejo: menos, pero versátiles. 

Esto va a depender de la edad de tus hijos pero cómo ejemplo te sugiero:

  • Material para pintar, pegar, recortar, etc.
  • Material para leer.
  • Juegos de construcción poco estructurados (tipo lego o bloques de madera, por ejemplo).
  • Una pelota.
  • Si son más mayores, algún juego en familia. Por ejemplo unos dados para explicar historias. 

Con estos materiales de juego tienes una base para que ellos puedan jugar sin tener que llevar demasiadas cosas. 

También te aconsejo que no lleves gran cantidad de ropa. 

Para mi, lo ideal, es saber de antemano que el lugar dónde voy de vacaciones me permite poder lavar la ropa si es necesario. 

Cómo he dicho al principio, menos es más.

Conclusiones

Hace un tiempo nos fuimos de viaje en coche a un destino a unas 10h de nuestra casa.

Alquilamos una casa con lavadora y cocina para poder tener nuestras necesidades básicas cubiertas y no tener que llevar demasiada ropa. 

Mis hijas tenían 3 y 1.5 años. 

El viaje de ida lo hicimos del tirón por la noche, mientras ellas dormían. No lo aconsejo, el viaje fue tranquilo, pero luego ellas tenían energía y nosotros estábamos cansados.

Las vacaciones fueron lentas. No hicimos mucho turismo. Vimos el parque y hacíamos salidas adaptadas a las siestas y a sus necesidades de recogimiento. 

Lavamos la ropa porque, cómo era de esperar, se ensucian mucho. 

Llevábamos un kit básico de juego en una bolsa pequeña con:

  • Piezas de madera para construir. 
  • Una libreta pequeña con ceras de colores. 
  • Un par de marionetas de dedo de animales. 
  • 4 figuras de animales.
  • 4 libros pequeños.

El viaje de vuelta lo hicimos de día y paramos a comer, merendar y cenar en áreas de servicio con sombra y algunas con parque. Tardamos mucho más que en ir, pero fue bastante relajado. 

Priorizamos el echar la siesta, leer un rato o sentarnos tranquilos, a hacer turismo y, de esta forma, disfrutamos todos de las vacaciones. 

Espero que puedas poner en práctica mis consejos y que te sean útiles. 

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